Dos son los titulares que resumen la aplicación de las acciones que Mercadona ha desarrollado con motivo de su última decisión estratégica:

A día de hoy, Mercadona es la primera cadena de supermercados de España, y buque insignia del entramado empresarial de Juan Roig, quien dirige todos sus esfuerzos a engrandecer la marca que empezó a construir a finales de los 70 a partir de un pequeño negocio cárnico de su padre, frente a la opción de diversificación a la que optan otras firmas del sector.

La aplicación de su modelo estratégico, basado en el control de sus proveedores, lo posiciona como un controvertido ideólogo de la distribución en España. Al igual que con su “Siempre Precios Bajos”, que lanzó en los 90 como ofensiva a la expansión de los hipermercados, logra desmarcarse de nuevo del sector con un nuevo planteamiento “anti-crisis” basada en una estricta selección de productos que está dejando fuera marcas de grandes corporaciones de la alimentación.

Tomada la decisión, llega la polémica a tres bandas:

  • Los proveedores, tras ver cómo algunas de sus marcas son expulsadas de la red española que domina el mercado.
  • Alto porcentaje de los consumidores de Mercadona, que ven en este tipo de decisiones una reducción en la libertad de elección en su cesta de la compra.
  • Debate interno, dónde ha sorprendido la decisión de dar salida al ejecutivo decano que hasta la fecha gestionaba la relación con los proveedores, y su relevo en la figura del propio Juan Roig a la cabeza de la dirección comercial de la compañía, abogando aún más si cabe, por la filosofía personalista que le caracteriza.

Pero, ¿en qué basa Mercadona su estrategia de control de proveedores?

Esta estrategia de “control de proveedor” es la que está detrás del concepto de marca blanca, y de la apuesta a esta tipología de producto bajo la figura del interproveedor bajo la marca Hacendado.

Mercadona cuenta con más de 100 interproveedores, sobre una cartera total de 2.000 proveedores, y sobre los que la marca tiene a gala de firmar «contrato de por vida», convirtiéndose en el brazo industrial de los supermercados.

El problema que presentó este sistema en sus inicios, era que el crecimiento de los interproveedores debía ser idéntico al ritmo de crecimiento de los puntos de venta, y para ello, Roig articuló un particular brazo financiero. La sociedad de capital riesgo Atitlán Capital, presidida por su yerno Roberto Centeno, fue la solución.

Por otro lado, Centeno dirige también el fondo Angels Capital, creado por Roig el pasado año para apoyar proyectos de emprendedores, y que le permite seguir creando sinergias, como nos muestra su primera inversión con una firma de biometría con aplicaciones también en la actividad de Mercadona, creando así nuevas sinergias.

El poder de la fuerte penetración de la red de Mercadona, tiene su particular manual de negociación con los proveedores, descrito por profesionales del sector, de una escenografía sobria y tenebrosa por la que pasan los aspirantes, que se refieren a la compañía entre sus comentarios como “la secta”.

Según ElEconomista.es, en el sector se habla también del «contrato emocional» con el que Roig, se vincula a sus proveedores. «Es muy de halagos y de lograr de forma muy paternalista el compromiso emocional del proveedor», describen para resaltar lo escueto de los contratos por escrito. Pese a que la escala de poder ideada por Roig sitúa al cliente en el vértice de la pirámide como la figura del Jefe, seguido por el trabajador, el proveedor, la sociedad y, en último lugar, el capital, la forma de acercarse al cliente, muestra el carácter paternalista que se le achaca. «La empresa tiene que ser prescriptora, el cliente no sabe lo que es bueno, lo sabes tú. Son las reglas del juego», ha dicho en alguna ocasión.

Nuevos Términos, Mercadona ‘demociona’

Las malas lenguas, definen el modelo de negocio de Mercadona de “sectario”, prácticamente una religión de cuyos mandamientos, Juan Roig, es el único autor y principal predicador para garantizar la no existencia de fisuras en la fe exigida a su comunidad de fieles con los trabajadores y los proveedores como protagonistas.

Esto le lleva a crear incluso, su propio vocabulario, como es el caso del término DEMOCIÓN que aplica a su política de recursos humanos. Su control sobre la compañía es el pilar de su política de recursos humanos que hace que se llegue a la dirección de la compañía siempre por promoción interna, y excluyendo cualquier fichaje externo. Pero igual que se escala posiciones, como los 900 trabajadores de cuya promoción en 2007 presume la compañía, se bajan. Y esa es la decisión que toma Roig, según fuentes de ElEconomista.es, que cuando considera que alguno de sus colaboradores deja de dar la talla y pasa a ser Democionado, obligándole a asumir una responsabilidad distinta. Con la llegada de la nueva estrategia, la democión ha sido el destino de alguno de los compradores de Mercadona, aquellos que seleccionan los productos, según fuentes del sector.

Joan Costa

Socio & Director de Estrategia en @GLOWE consultora de marca. Hacemos #Branding, creamos significados. En mi tiempo libre me gusta la fotografía y viajar, compartiendo mis experiencias contigo en @bandoftravellers.

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