Un cambio de marca siempre genera dudas. Es normal sentir vértigo, ante la decisión de reinventarte. Veamos cuándo debemos plantearnos este tipo de cambios y cómo lograr que funcionen.

Debemos perder el miedo a este tipo de procesos internos. Es habitual que las marcas se renueven, porque el mundo en el que se emplean y que nos rodea, cambia a pasos agigantados. Por tanto, debemos asumir que nuestra marca debe reaccionar como un elemento vivo.

El espíritu de los tiempos cambia, las tecnologías cambian, las modas cambian y los valores cambian. De ahí que grandes marcas como Barceló Viajes, Intel, Burger King o Correos, han vivido procesos de rebranding durante estos últimos años.

¿Cuándo debemos o plantearnos cambios en nuestra marca?

Cuando tu marca limita o pierde su fuerza para generar valor sobre tu negocio.

Por muy orgullosos que estemos de ella o por mucho valor sentimental (especialmente en empresas familiares), cuando tu marca pierda la capacidad de generar preferencia de tu producto frente a la competencia, pierde su condición de marca. Y es entonces cuando debemos plantearnos cambiarla.

Cambios que no producen como consecuencia de un capricho, sino de una motivación estratégica que nos empuje a llevar un proceso de cambio de marca. Un ejercicio estratégico que podría ser el que mejores resultados nos traiga.

¿Qué entendemos por una motivación estratégica? Son las señales de aviso de tu entorno competitivo, que te ayudarán a entender que ha llegado el momento de cambiar la marca. Algunos ejemplos podrían ser:

  • Cuando tu marca ya no te representa. Tu modelo de negocio busca reposicionarse dentro del mercado o lograr nuevas audiencias.
  • Crear una propuesta de valor diferenciada. Esta es una de las ventajas competitivas más relevantes que nos ofrece el branding, y si tu marca no es capaz de ayudarte a diferenciarte, le queda poco recorrido.
  • Tu modelo de negocio evoluciona y debes comunicarlo. Ya sea por la entrada de un nuevo socio, internacionalización, cambio en tu modelo de negocio o sencillamente, tiene una presencia en nuevos canales que necesita hacer tu marca capaz de adaptarse.
  • Tendencias. Tu marca parece de otros tiempos y sufre un desfase respecto a la estética dominante en tu sector.
  • Salvar o afrontar una crisis de reputación. Un giro de 180º y tener la oportunidad de mostrar un cambio real que deja atrás una imagen negativa.

Dependiendo de la profundidad de los cambios esto podrá suponer crear una nueva marca, un reBranding, un reposicionamiento, restyling o una sencilla actualización.

Si te interesa saber más sobre las diferencias de cada uno de estos procesos, déjame un comentario y crearemos una comparativa que explique sus diferencias en próximas publicaciones.

Espero haberte podido ayudar a perder el miedo a este tipo de procesos y entender el momento donde un proceso de cambio de marca, puede ser la mejor decisión estratégica para tu negocio.

¡Hasta pronto!